Reflexión sobre el papel del lenguaje en la configuración del pensamiento y de la sociedad, defendiendo la tesis: El hipertexto soy yo.
Vigotsky, el Mozart de la psicología, distinguía entre significados y las significaciones en el estudio de la mente humana, una cosa era lo que veíamos y otra era lo que conceptualizábamos en el término definitorio, y lo plasmó en su estudio sobre el espectador y la obra de arte, desde la perspectiva de utilizar el arte también como lenguaje.
Todo lenguaje influye en la configuración de nuestro pensamiento, y por ende en nuestra sociedad, y el 80% del lenguaje es lenguaje no verbal, pero no por ello menos comunicativo, de hecho, Wittgenstein reflexionaba acerca de las dificultades para dar a sus pensamientos una representación lingüística adecuada con las formas tradicionales a modo de la dualidad significado y significaciones en la línea de Vigotsky.
La conciencia tal y como explicaba Vigotsky, utiliza signos y símbolos, tanto convencionales como artificiales, y se utilizan en la comunicación lo que hace que regule y controle nuestra conducta hacia los demás, hacia nuestra sociedad. De aquí que el dominio de los signos y de los símbolos sea determinante para ampliar nuestras capacidades cognitivas que acabarán regulando y planificando nuestra propia conducta.
Donde sí que podríamos ser más críticos con dicho autor sería en entender la conciencia como un producto social ya que Vigotsky postuló en su ley fundamental del desarrollo o ley de doble formación que el problema central es la interiorización de los signos y símbolos, lo que nos lleva a enlazar el énfasis por la construcción del significado por el del procesamiento de la información.
Pero nuestra mente no es un simple dispositivo computacional que procesa la información, no es un simple paradigma computacional cognitivo, ya que tal vez su funcionamiento sea homogéneo, pero no se puede obviar las significaciones moldeadas por nuestra conciencia, que es donde se nos recrea nuestro mundo, de ahí la diversidad de pensamientos individualizados y grupales que nos podemos encontrar en nuestra sociedad.
Pylyshyn introdujo la arquitectura funcional que definía la organización funcional del sistema cognitivo, pero fue solo un escalón más para que Fodor en su obra “La modularidad de la mente” acabase destruyendo el pensamiento cognitivista de ordenador cerebral, pues afirmó que existen capacidades de dominio o específicas en la mente humana. Fodor introduce el concepto de “módulos cognitivos” a modo de sistemas de computación especializados en el tratamiento de determinados temas, dichos módulos son autónomos e independientes, en realidad los trata como sistema de entrada que confirman determinadas hipótesis que recibimos a modo de estímulos, al tiempo que existe un sistema central (la conciencia) que interpreta los inputs recibidos. Para Fodor, que estaba ampliamente influenciado por Noam Chomsky, padre de la lingüística moderna, el lenguaje es un sistema modular.
Si enlazamos este desarrollo de arquitectura funcional a través del lenguaje junto con el conexionismo, que no toma la metáfora del ordenador, sino que toma la metáfora del sistema neuronal (cerebro) y presupone que el cerebro se entrena a sí mismo, entonces podemos dar una clara explicación a la moldeabilidad cerebral, pues en la actualidad sabemos que el cerebro se modifica a sí mismo y que cuando tomamos decisiones o experimentamos alguna emoción, es cuando nuestro sistema cognitivo se pone a funcionar para interpretar en base a un cúmulo infinito de variables basadas en el lenguaje, la experiencia, el entorno y un conjunto tan amplio que no nos permite su evaluación individual, pues como remarcaba Piaget, el conocimiento aplicado a nuestra mente ha de hacerse desde una perspectiva genética, origen y evolución de la conciencia para Piaget.
Dicho conexionismo del sistema neuronal podría extrapolarse a modo de símil con el sistema de microfichas que organizaba la información de manera asociativa en el sistema Memex (Memory Extender) de V. Bush, pues las neuronas enlazan y almacenan información conectadas por las dendritas, donde cada una de los billones de neuronas que tenemos, la neurona es anatómica y funcional independiente y se conecta de manera individualizada por espacios sin enlazar, a través de la sinapsis, para transmitir la información y procesarla, no podemos obviar las similitudes entre el procesamiento cerebral o mental con el procesamiento digital, lo que nos ha llevado a la implementación de diferentes programas hipertextuales.
Para Piaget lo material de la vida, y lo inmaterial del pensamiento cumplen ambos la función adaptativa, ya que los problemas biológicos y los epistemológicos son solidarios, por ello intentó explicar como se establecen las relaciones cognitivas o epistemológicas entre el individuo y el objeto de conocimiento, de ahí que se acuse a Descartes de cometer el error de pensar que la mente no ocupaba espacio, algo que lingüísticamente defendió Ryle contra Descartes en su famoso Dogma del fantasma en la máquina. La máxima cartesiana de “cogito ergo sum” distancia al sujeto pensante (res cogitans) de la realidad sobre la cual se piensa “res extensa”, pero tal vez el problema es que obviamos que no existe una única realidad, no existe una realidad absoluta, sino que existe una realidad interpretada, y aquello de que un conjunto de subjetividades genera una objetividad tampoco es aplicable, pues socialmente esa realidad varía según la perspectiva del individuo y del propio grupo.
Defendería una construcción intersubjetiva del conocimiento humano, entendiendo por conocimiento intersubjetivo al conjunto de ideas, creencias y saberes compartidos que posibilitan que un individuo actúe como miembro de una sociedad concreta, al igual que defendería un hipertexto no solamente leído, sino también interpretado por el propio lector, cual manos de Escher que se dibujan a sí mismas, porque en la lectura hipertextual autor y lector van de la mano para producir el texto (Bolter)
“los hipertextos se leen cuando se escriben y se escriben a medida que se leen”[1]
Nadie puede dudar que:
“…la mente humana nunca copia la realidad, ni la ignora. Construye sus estructuras de conocimiento tomando datos del mundo exterior, interpretándolos, transformando y organizándolos”[2]
Si aceptamos la máxima de que el hipertexto permite reproducir el funcionamiento natural del pensamiento, entonces hemos de aceptar que el hipertexto asume el mismo sistema cognitivo y conceptual de la mente. Si el pensamiento se construye y enriquece a medida que recibe nuevos inputs que le transmiten nuevas informaciones, nada mejor que el hipertexto para mostrar las diferentes informaciones y que sea el propio individuo quien interprete y de forma a los significados y significaciones de su sistema modular cerebral.
No hay un solo significado de la “cosa” pensada, al igual que no hay una sola interpretación de un hipertexto, ni siquiera hay un solo final, sino que el final es múltiple, lo mismo que es múltiple la interpretación y la definición de aquello que entiendo, por lo que puedo concluir que el hipertexto soy yo, desde un punto de vista egocéntrico y metafórico, porque el hipertexto no deja de ser un sistema de organización de la información mediante nodos que nospermiten el acceso a los contenidos a través de los enlaces.
Si cambiamos enlaces por sinapsis, nodos por neurotransmisores y sistemas de información por neuronas, tenemos la metáfora construida. Metáfora construida sobre las bases de la interpretación y la conceptualización de símbolos y signos propugnados en lingüística por Bajtín en la línea del anteriormente citado Vigotsky, pero sin abandonar la interpretación individualizada del ser humano acerca de los hechos, las cosas y los sentimientos.
La comunicación mediada por ordenador (CMO) relaciona el ordenador en red con el objetivo de comunicarnos y relacionarnos con otras personas, posibilitando una comunicación e interacción con el resto de los seres, y deja de nuestra mano la interpretación y la conceptualización de dicha comunicación y de dicha relación, al igual que nos ocurre actualmente con el hipertexto digital, que nos ofrece diversas e incluso infinitas opciones para que en último término seamos nosotros los que interpretemos lo leído.
Todo el sistema en sí mismo tiene su semblanza en el lado opuesto, por ello modelos como SIDE que analizan el internet como espacio social, afirman que las constricciones e influencias sociales y normativas están sobradamente presentes e interpretadas en Internet, asumiendo una concepción del yo compleja, donde los individuos se definen a partir de su identificación en categorías sociales, lo que me lleva a resaltar la importancia del modelo discursivo que nos permite el hipertexto, discursivo interno y externo, porque su fundamentación en la importancia que le damos al texto y al habla se recrea también desde nuestro interior concebidos como experiencias o sensaciones y sentimientos personales que nos forja en nuestra personalidad y conocimiento.
En la analogía computacional, el hipertexto obra de la misma manera al permitirnos infinitas formas de interpretación y de lectura, ya no existe un único modelo textual, ahora podemos crear nuestra propia narrativa inducida por una lectura hipertextual, podemos forjar estructuras mentales a modo de entidades que nos permiten representar nuestro mundo, y para ello utilizamos el hipertexto a modo de inducción para que sea nuestro sistema cognitivo quien le acabe dando forma.
Podemos encontrar algunas diferencias, que no divergencias, entre el yo cognoscitivo y el hipertexto, ya que la escritura hipertextual deja de ser una escritura individual para ser una escritura colectiva, por ello otorga gran importancia a los significados, porque en la interacción simbólica es la persona o modo de entidad individualizada la que ejerce el papel activo de selección, transformación e interpretación de los significados en base a sus experiencias y vivencias. Nos movemos en mundos análogos entre lo virtual y lo real, y por ello el lenguaje se adapta, se amolda a los nuevos tiempos y nos hace replantearnos los viejos paradigmas, para llegar a concluir que el hipertexto somos nosotros y que nosotros somos el hipertexto, indisociables, a modo gestaltiano de que el todo es más que la suma de las partes.
Pero tal vez esta conclusión no sea más que una realidad construida por nosotros mismos a imagen y semejanza de nuestro yo, y todo sea construido por nosotros mismos tal y como decía Schopenhauer en aquello de que la realidad es creada por el acto del deseo. Deseo que tenemos como individuos que anhelan saber y conocer, pero que únicamente disponen del lenguaje para formar y transmitir ese saber y conocimiento, hoy por hoy a través del hipertexto. ¿Mañana? Quién sabe.
BIBLIOGRAFÍA
CAMPÀS MONTANER, Joan. El llibre com a problema. Mòdul 1. UOC. 2019.
CAMPÀS MONTANER, Joan. Aprender a leer y escribir en la galaxia de Internet. UOC. 2019.
DAMASIO, Antonio R. “El error de Descartes”. Barcelona. Crítica. (Col. Drakontos bolsillo, 2). 1ª impr. 344 págs. 2006.
KUHN, Thomas. “La estructura de las revoluciones científicas”. Capítulo X. págs. 176-210.
Libro.
FRANCO, Gustavo; OCHOVIET, Cristina. “Dos concepciones acerca del infinito. El infinito actual y el infinito potencial”. Instituto de Profesores Artigas. Uruguay
WEBGRAFÍA
https://filosofia.laguia2000.com/mistica/metafisica/el-fantasma-en-la-maquina Publicado por Esteban Galisteo Gámez. 13/06/2013.
https://psicologiaymente.com/miscelanea/principio-incertidumbre-heisenberg Publicado por Oscar Castillejo. Consulta 21/03/19