¿Cómo las segundas vanguardias ponen en crisis el modelo de modernidad?
Para poder comprender la situación es necesario situarse en el momento, en pleno siglo XX, que fue de los más convulsos en la historia de la humanidad, en una situación de crisis de identidad por parte de la sociedad, lo que reflejó T. Adorno en una simple frase: “escribir poesía después de lo de Auschwitz es un acto de barbarie”[1].
Ante una alienación social que se produce desde el seno de la sociedad capitalista urbana-industrial, y un mundo enfrentado a dos bloques, el capitalista y el comunista, que se enzarzan en la transformación social y económica para hacerla afín y partícipe de sus objetivos ideológicos políticos y económicos, estamos ante una “muerte” del arte tal y como la cita J. Campàs[2].
La situación provoca una transformación radical en un espacio relativamente breve de tiempo, pluralizando las ideas plásticas, unos en aras de crítica sistémica, y otros por medio de materiales y cambios en el lenguaje utilizado, creando nuevos significados de la narrativa y de los signos y símbolos utilizados, y no por ello ponen el modelo de modernidad en crisis, sino que el cambio sistémico cambia paradigmas a velocidades vertiginosas, al tiempo que conviven diversas tendencias, tanto las que encuadraban la experiencia estética de la realidad como la que subyace en los pensamientos y sueños del artista.
La figuración representativa de la modernidad se enfrenta ahora a la abstracción del artista, del medio y de la obra, Kandinsky plasma la mancha en sus obras para dotarlas de lenguaje propio, Mondrián usaría la abstracción geométrica, y Paul Klee la abstracción expresiva, todos ellos se posicionaron por medio de la abstracción “contra” la figuración, pero no por ello la eliminaron, sino que discurrieron por diferentes caminos.
Cuando uno mira un cuadro cubista de Picasso[3], lo primero que observa es que la gente no tiene estas caras, y solo porque Picasso las vea así, el cuadro es bueno. La fotografía es diferente, porque no miente. El arte actual es una broma pesada. No significa nada, para nadie. Los que dicen que sí que significa es porque han tenido un profesor que les ha dicho que sí, y eso les hace sentir superiores…
El párrafo anterior está compuesto de un diálogo de la obra cinematográfica “El coleccionista”[4], del inigualable William Wyler (1965), es una crítica sublime del arte moderno y de la mercantilización del arte, que ha desacralizado las obras de arte, y sin engañarnos, en sintonía con muchas voces que claman lo mismo, pero ¿cómo es posible que el arte haya llegado hasta estos límites a finales del s. XX?
No es el arte en primer término lo que ha propiciado el cambio, sino que es la propia sociedad la que cambia, el interés por el arte ha dejado paso a nuevas inquietudes que los artistas han de retomar, mientras la sociedad de la época sigue sin entender estos cambios, el genial Woody Allen cuando le pedían diferenciar entre un Tintoretto y otro cuadro cualquiera más modernista, afirmaba que la única diferencia que veía era “que el marco era más grande”[5].
Todos estos cambios, son debidos a una evolución, o como afirma Campàs, a una “maduración de ideas emitidas a lo largo del siglo”[6], ideas y contextos han cambiado, la Techné ha escapado de las manos del ser humano para tomar identidad propia, abriendo el abanico de posibilidades a la metanarrativas baudrillardianas, nuevos retos, nuevas preguntas.
Es en el informalismo donde se contempla el arte desde un plano ahistórico y universal, momento que inicia el abandono de las formas naturales, y no por ello pierden su coherencia, al contrario, al tiempo que las formas y colores habilitan el nuevo lenguaje del artista, que usa colores y líneas para expresar. Lo que había cambiado con el informalismo era la percepción de la forma, haciendo del artista un ser libre que usa su abstracción para reflejar su realidad, una nueva libertad que les libera de las cadenas de yugo de los poderes facticos, los cuales han pasado a ser marionetas del poder económico.
La libertad del artista en la pintura informalista le hace seleccionar los materiales que le rodean y le son conocidos, la arena entre ellos, para elevar la materia en su obra, de ahí las obras de A. Tàpies, que mezclando arena, ropa y paja, creó estilo propio en el arte de vanguardia, o del pintor y escultor Jean Fautrier, representante del tachismo junto a Pierre Guéguen en el arte informal.
Aparece la pintura sígnica-gestual para reclamar el contacto entre el mundo y la forma, haciendo alarde de irregularidades, aquí un magistral Pollock[7] crearía tendencia en lo gestual, mientras que Mathieu lo haría en la vertiente sígnica de la abstracción lírica, pero ambos en una pintura de acción (action painting), porque el movimiento ahora es vertiginoso, el mundo va demasiado rápido, por lo que había que prestar atención al espacio, “otro” espacio planteado mediante el uso de cortes y agujeros en la propia obra, destacando Lucio Fontana, que rompe con el arte tradicional, y Rothko, que presenta en sus obras dos rectángulos que retrotraen al espectador a las formas simples del espacio euclidiano para enfrentarse entre ellos.
Cuando el informalismo entra en crisis, aparece una reacción constructivista y una nueva figuración, punto de ignición de varias tendencias que se situaban frente a la sociedad “del usar y tirar”, del consumismo, y el artista que evoluciona por su libertad creadora empieza a asumir nuevos retos, como el action painting citado anteriormente, una forma de expresionismo abstracto, donde el inconsciente pasa a tomar el control del artista, aunque algunos como Gorky bebieran de la obra de Cézanne, Picasso y Kandinsky.
Cual mito del eterno retorno de Mircea Eliade, se vuelve a la figuración en plena crisis del informalismo, pero a una nueva figuración que supuso una nueva relación con la forma de los objetos, donde la obra como significante y lo representado como significado inician una relación icónica. Francis Bacon fue pionero de esta nueva tendencia, con obras de experiencia opresiva.
Ya sin sentido crítico, pero en un capitalismo tardío, y como reacción contra el expresionismo abstracto, aparece el pop-art, tendencia que rechaza distinciones entre el buen y el mal gusto, eran los neodadaístas por ser afines a los ready-made de Duchamp, produciendo en masa o para las masas.
Los “salones o tabernas destartaladas”, tendencia camp, elevaban el nivel de mal gusto, pero queriendo o sin quererlo nos ofrecieron artistas de la música y la estética, de la talla de Glen Milstead (Divine), que en 1982 ante la presentación de su tema original “You think you’re man but you’re only a boy”[8] obtuvo el calificativo de creador del “performance musical”, la sociedad no solo reconocía la valía de un travestido, sino que lo abanderábamos, yo inclusive.
Aún teníamos que dar un paso más lejos en las tendencias artísticas, fue el momento del Kitsch, aquello a lo que Theodor Adorno definía como “parodia de la catarsis y de la conciencia estética” al considerarlo un peligro para la cultura, y ello ante las puertas del pop-art como tendencia de vanguardia, seguíamos en el arte de masas para las masas.
Los hippies, como movimiento contracultural, libertario y pacifista, se desarrollaron en USA en los 60’s, la sociedad comenzaba a experimentar con drogas tipo LSD y marihuana, al tiempo que nace un arte psicodélico que altera las percepciones ópticas, desfigurando y deformando formas. Si con Freud tomamos importancia de nuestro subconsciente, ahora queremos experimentar con él, antes de pasar al funk, el schocker y el realismo crítico.
El relevo vendría de la mano de la abstracción pospictórica y del neoconcretismo, un arte inexpresivo, de reduccionismo cromático que se expone ante el espectador sin darle pauta de descodificación, lo que hace difícil entender la obra, pero es algo que nos enseñará el minimal art, ya que estará más interesado en la totalidad de la obra que no en la relación entre sus partes.
Cuando la actriz Daryl Hannah, interpreta a la hija de un pintor asesinado, en la película “Legal Eagles” (1986)[9], junto a Robert Redford y Debra Winger, dirigidos por Ivan Reitman, asume el protagonismo de una hija atormentada y artista, cuyo arte le hace ser reaccionario y minimalista, una mezcla de arte funk por la parte violenta y de utilización del fuego como elemento artístico y destructor de la obra, prescindiendo de cualquier elemento humorístico característico de esta tendencia, y otra de minimalismo por los materiales utilizados y por la creación de sus obras efímeras, a la vez que sublimes.
Finalizo mi ensayo con una mención al arte povera, un arte objetual que coloca al artista en una actitud crítica al sistema, por lo que se reivindica un arte antimercantilista, famoso entre otras cosas, por la obra de Piero Manzoni, que vendía sus propios excrementos enlatados. No es solo una nueva posición para el artista, lo es también para el espectador, que forma parte de la obra, lo son para los materiales utilizados y para todo el cambio sistémico cognitivista social, hasta llegar a un arte conceptual que muestra una actitud antiobjeto y antiformalista. Arte y sociedad evolucionan de la mano.
Después de señalar esta evolución, es más entendible cuando Maurizio Cattelan pega un plátano a una pared[10] y lo expone en la galería parisina Perrotin, como obra de arte que acaba vendiendo por 120.000 dólares en el momento en que el artista norteamericano David Datuna llega a la galería, se come el plátano[11] y alude que no ha destruido la obra de arte, porque él mismo como espectador activo, forma parte de la obra, cual obra participativa de Bertolt Brecht, y es que hay que olvidar el concepto de que la obra es un simple objeto, un espacio o un marco, ahora los nuevos vanguardismos nos han hecho observar las obras desde otra esfera cognitiva, ahora el conjunto es más que la suma de sus partes.
No es que las segundas vanguardias pusieran en crisis el modelo de modernidad, sino que el sistema ha seguido su propia evolución hasta nuestros días.
Esteban Rubio Cobo
[1] Citas de Theodor Adorno. Véase: https://es.wikiquote.org/wiki/Theodor_Adorno Consulta realizada mayo 2020.
[2] CAMPAS i MONTANER, Joan; GONZALEZ RUEDA, Anna. Del informalismo al arte conceptual. Materiales UOC. 2020. Apartado 1. La crisis del arte. “Muerte del arte” dentro de este contexto.
[3] PICASSO, Pablo. Mujer Llorona. https://painting-planet.com/images2/mujer-llorona-pablo-picasso_1.jpg Consulta realizada mayo 2020.
[4] William Wyler. El coleccionista. (1965). Consulta realizada mayo 2020.
[5] Woody Allen. Granujas de medio pelo. (2000)
[6] CAMPAS i MONTANER, Joan; GONZALEZ RUEDA, Anna. Del informalismo al arte conceptual. Materiales UOC. 2020. Apartado 23. Recapitulación: ideas, principios y conceptos.
[7] Fotografía Pollock. Véase https://unacajaseabre.wordpress.com/2017/05/14/jackson-pollock-expresionismo-abstracto/ Consulta realizada mayo 2020.
[8] Puede verse el video original en https://www.youtube.com/watch?v=4TXoGjYO7TY Consulta realizada en mayo 2020.
[9] REITMAN, Ivan. Legal Eagles. Véase: https://www.youtube.com/watch?v=WRNZmdb8w9I
[10] Véase https://www.arteporexcelencias.com/es/articulos/erase-una-vez-un-comediante-y-un-joker Consulta mayo 2020.
[11] Véase https://www.youtube.com/watch?time_continue=1&v=d1H3O8XeumA&feature=emb_logo Consulta mayo 2020.