¿Quiénes son estos cristianos?
Los judíos estaban sometidos al control político del imperio helenístico (sucesores de Alejandro Magno), de los reyes Seléucidas de Siria, especialmente con Antíoco IV, que saqueó Jerusalén y promulgó leyes religiosas en contra del culto a Yahweh, prohibiendo el judaísmo y restableciendo el culto a los dioses griegos. Estos hechos levantaron al pueblo judío abanderados por el sacerdote judío Matatías que se alzó en victoria de liberación para el pueblo que pronto creó su propio estado judío, aunque Judea, cuna del judaísmo y del cristianismo, disfrutó de una efímera victoria, ya que pronto pasó a ser subyugada por los romanos, que llegarían a cambiar el nombre de Judea por el de Palestina o Provincia Siria Palestina.
Es bajo este escenario que el pueblo judío comienza a profetizar la llegada de un mesías, aquél que librará a los judíos del yugo extranjero, devolviéndole su independencia, al tiempo que Jesús de Nazaret comienza a predicar.
El emperador Tiberio anhelaba la paz de Judea, ya que su deseo era dar seguridad a la ruta comercial de los pueblos sirios que pasaban por Judea, es por ello por lo que los romanos, en un principio, no quisieron inmiscuirse en los problemas entre judaísmo y cristianismo, veían el problema ajeno al Imperio romano.
Ciertamente, los judíos no deseaban rivalizar con una nueva religión. Recuerdo cuando se estrenó “La pasión de Cristo” (2004) de Mel Gibson, y la polémica que suscitó, al acusar directamente a los judíos de la muerte de Jesucristo, lo que para la Liga Judía de Antidifamación norteamericana alentaba el antisemitismo, incluso el mismo papa Juan Pablo II admitió el rigor histórico de la película, porque Cristo ya era una deidad para cualquier cristiano, cual cristianos de Bitinia que declaraban ante el tribunal de Plinio la deidad de Cristo, según nos relata Gibbon en su “Historia de la Decadencia y Caída del Imperio Romano”[1], Cristo pasó de hombre a Dios, aunque discrepe de Gibbon al considerar que la caída de Roma fuese causa del cristianismo, sin obviar que indudablemente fue una causa importante. A este respecto, destacaría un artículo de Lawrence W. Reed, autor de “Was Jesus a socialist?”[2].
Nerón llegaría a proclamar, en boca de un pregonero ante el pueblo de Roma, para culpar a los cristianos del incendio que destrozó la ciudad, según el escritor de novela histórica Steven Saylor en su ficción novelada de “Imperio”[3], lo siguiente: “Se autodenominan cristianos. El nombre procede de Cristo, el fundador de su secta, un criminal que sufrió la pena máxima en manos de Poncio Pilatos, uno de nuestros procuradores en Judea durante el reinado de Tiberio”,
No es baladí el miedo que tenían también los romanos hacia los cristianos, pues la nueva religión estaba incorporando también a ciudadanos romanos de diversa índole, bajo unos dogmas que negaban la supremacía del emperador, la participación en batallas y que afirmaban poseer la inmortalidad que les ofrecía su fe, bien reflejado por Luciano de Samosata, “Ocurre que los infelices están convencidos de que serán totalmente inmortales, y que vivirán eternamente, por lo que desprecian la muerte e incluso muchos de ellos se entregan a ella voluntariamente”[4], aunque personalmente creo que es el Séneca de S. Saylor quien mejor define la controversia entre las diferentes formas de pensar de romanos vs cristianos, “Una religión, si es que se le puede llamar así, adecuada para esclavos resentidos, pero no para ciudadanos de una ciudad cuyo destino es mantener el orden en el mundo y defender el respeto hacia los dioses”[5].
Parte del éxito del cristianismo derivó de las diferentes campañas de difusión, especialmente la del apóstol Pablo, con quien dicha religión abandonó el calificativo de secta judía.
Tras la muerte de Jesús, datada por Espluga en el 29 d.C.[6], fecha que difiere de diversos autores e historiadores, aunque se reconoce que son las fuentes no cristianas, como la de Tácito, quienes posibilitan fijar su muerte con mayor precisión "El emperador Tiberio gobernó Roma entre el 14 y 37 después de Cristo, sabemos que Jesús nació entre el 7 y 4 antes de nuestra era al final del reinado de Herodes. Sabiendo que vivió unos 30 años, podemos fechar su muerte entre el 26 y el 28"[7], es a partir de su defunción donde la comunidad judeocristiana se asienta en Jerusalén bajo el liderazgo de Santiago.
Se formaron diversos grupos dentro de los cristianos, como el helenizado formado por judíos de diferentes comunidades, o el liderado por Esteban (Stéphanos), grupo más radical y distanciado del resto, o el grupo que se formó alrededor de Saulo de Tarso (Pablo). De todos estos grupos, cuyos receles internos iban en aumento, hizo posible el Concilio de Jerusalén (48 d.C.) donde se debatiría si los jóvenes cristianos debían circuncidarse, ya que no debemos olvidar que se consideraba al cristianismo primitivo como parte del judaísmo.
Pablo se distancia y abandona Jerusalén para comenzar a evangelizar por Asia y Grecia, creando comunidades cristianas por todo el territorio imperial, cuyos mandatarios simplemente querían evitar una revuelta religiosa, cosa que no pudieron evitar en Judea, ya que el Bellum Iudaicum (guerra judía) se alzó contra las leyes romanas (66-73 d.C.), siendo aplastados por el emperador Vespasiano y Tito, que destruyeron los Templos y arrasaron Jerusalén, por lo que no es de extrañar las críticas y descalificaciones romanas hacia los cristianos como la que dejó escrito Marco Minucio Félix en boca de Marco Cornelio Frontón y su discurso Cirtense, donde acusa a las comunidades cristianas de libidinosas, promiscuas y placenteras, aunque es más descabellada las acusaciones de las que se hace eco Tertuliano en su Apología VII, “[…] Nos llaman criminalísimos por el rito oculto de la matanza de los niños, que nos los comemos después, y que, tras el banquete, perros atados a los candeleros derriban éstos […] en que nos mezclamos incestuosamente”[8], en línea con las afirmaciones de Goldsworthy que cita “El sacramento de la comunión, en el que se hablaba de comer carne y beber sangre, alimentó historias de canibalismo”[9].
Ante las disensiones y la necesidad de procurar evitar las “desviaciones heréticas”, el cristianismo comenzó a elaborar normas y reglas de credos y conductas fijadas en la doctrina, pues los diferentes agravios que recibía la comunidad cristiana hicieron que “sintieran la necesidad de defenderse”[10], por lo que no es extraño la conclusión de Javier del Hoyo sobre un cristianismo revolucionario, “El cristianismo fue finalmente revolucionario porque constituyó una doctrina íntegramente orientada hacia la acción”[11], porque revolucionaron la manera de concebir el dolor y el sufrimiento, una revolución en las obligaciones como ciudadanos, una revolución llevada a cabo por hombres normales, sin olvidar que en el s. I d.C. comenzaron como una secta judía que no reconocía autoridad más que la de su Dios, de ahí que el pueblo romano los comenzara a temer.
Los sacerdotes judíos que también veían en el cristianismo un peligroso cambio sistémico de religión, acusaron a los cristianos de las revueltas, lo que motivó que Nerón los persiguiese y los criminalizara, “Cuando haya acabado con todos esos cristianos, Petronio, la historia no estará segura de que alguna vez hayan existido” [12], sirva de corolario la frase que cita Nerón, interpretado por Peter Ustinov en la excelente cinta de Marvyn LeRoy (1951) “Quo Vadis”, a modo de paradigma oximoronista[13] “(respecto a los cristianos), “es monstruoso que mueran sonriendo, es inhumano”[14], así que no es extraño que Espluga califique las persecuciones cristianas de “crímenes de lesa majestad”[15], crímenes donde Nerón manda ejecutar a San Pedro, crucificándolo, y a San Pablo, decapitado, ya que éste disponía de la ciudadanía romana. Pero el martirio de los cristianos “no fue fruto de una verdadera amenaza cristiana para el emperador o para la hegemonía de Roma”[16], de hecho, Roma no concedía la ciudadanía a todos aquellos que se cobijaban bajo su resguardo, lo que tampoco preocupaba a los cristianos, pues su ciudadanía era el reino de los cielos.
No fue hasta el año 260 que el emperador Publio Licinio Galieno frenó las persecuciones cristianas, a pesar de que como religión seguía prohibida, lo que daría un corto respiro a los cristianos, pues en el 303 d.C. Cayo Aurelio Diocleciano los volvió a reprimir, hasta que constantito dio el paso de la tolerancia a la imposición, convocando en Nicea el primer concilio ecuménico cristiano (323 d.C.), en época de Flavio Valerio Constantino, emperador a quien se le atribuye la cristianización del imperio, un concilio que buscó la paz entre los seguidores de la cristología, cuyos fieles seguirían fielmente los principios de la doctrina conocida como “igualdad de sustancia” entre Dios padre, Dios hijo y el Espíritu santo, en la época en la que Armenia se constituiría como primer país que adoptaba el cristianismo como religión del estado, hecho que le propició un acercamiento a la Roma de Constantino, hasta que en el año 431 d.C. en el Concilio de Éfeso, acabó reconociendo a la Virgen María como “Madre de Dios”, y es entre estos años que San Agustín de Hipona en su obra “La ciudad de Dios” profetizó que todas las naciones, incluso Roma, acabarían desapareciendo[17].
Concluyendo, volveré al enunciado de este pequeño análisis, ¿Quiénes son estos cristianos?, Javier del Hoyo se pregunta lo mismo “¿Qué hombres la llevan a cabo?”[18], su respuesta es simple: “Hombres normales, sin duda, sin ningún tipo de especialización” [Hoyo, Javier del: 1990:195], y de ahí concluye que por eso mismo el cristianismo se constituyó en una religión universal.
Para Quinto Septimio Tertuliano, que era cristiano e hijo de un centurión del Ejército romano en África, éstos eran “ciudadanos modelos” de todo tipo de condición y profesión, gente de bien sin ostentar cargos eclesiásticos, gente no violenta pero predestinada al sufrimiento, sirva de ejemplo escabroso el presente diálogo entre un gobernador de Hispania y un cristiano:
Gobernador: ¿Eres un obispo? (Episcopus es?).
Obispo: Lo soy (Sum)
Gobernador: Lo fuiste (Fuisti)
(a continuación, el obispo es quemado vivo)[19]
“Roma, la ciudad que había conquistado el mundo, ha sido conquistada”[20], y para los cristianos el motivo era claro, según Paulo Osorio, presbítero e historiador hispano (375 d.C.), “Las desgracias infligidas por los bárbaros no son sino castigos por los pecados de Roma”[21].
Esteban RUBIO COBO
[1] GIBBON, Edward. “Historia de la Decadencia y Caída del Imperio Romano”. Vol. II. Freeditorial. 1794. p. 9.
[2] W. REED, Lawrence. “En qué se equivocó Gibbon en 'Historia de la Decadencia y Caída del Imperio Romano”. FEE. 2021. Consulta realizada: Mayo 2022.
[4] SAMOSATA, Luciano de. “Sobre la muerte de Peregrino, a Luciano”. Obras III. Ed. De Juan Zaragoza Botella. Madrid. 1990.
[6] ESPLUGA, Xavier. “El mundo clásico II”. Materiales UOC. PID_00178895. Tema 8. “Urbi et orbi. Romanización y contacto de culturas”. 2022. Apart. 11.1.1 “Los judeocristianos y la actividad de Pablo”.
[7] ALTARES, Guillermo. “La muerte de Jesús: un hecho sobre el que no sabemos casi nada”. El País. 2016. Consulta realizada: Mayo 2022.
[8] TERTULIANO. “Apología VII”, traducción de J. Rameza (1941). Citado por Ramón Teja. “El cristianismo primitivo en la sociedad romana”. Madrid. 1990. P. 83-84.
[9] GOLDSWORTHY, Adrian. “La caída del Imperio Romano” ePub. 2009. p. 93.
[10] ESPLUGA, Xavier. “El mundo clásico II”. Materiales UOC. PID_00178895. Tema 8. “Urbi et orbi. Romanización y contacto de culturas”. 2022. Apart. 11.2.1.
[11] HOYO, Javier del. “La otra revolución” Espacio, tiempo y forma. Serie II, Historia antigua 3. 1990. p. 197.
[12] LEROY, Mervyn. “Quo Vadis”. “Los mejores momentos de Nerón y Petronio”. 1951. Min. 5:14. Consulta realizada: Mayo 2022.
[13] RAE: 'Recurso retórico consistente en combinar dos palabras o expresiones de significado opuesto'.
[14] LEROY, Mervyn. “Quo Vadis”. “Los mejores momentos de Nerón y Petronio”. 1951. Min. 8:17. Consulta realizada: Mayo 2022.
[15] ESPLUGA, Xavier. “El mundo clásico II”. Materiales UOC. PID_00178895. Tema 8. “Urbi et orbi. Romanización y contacto de culturas”. 2022. Apart. 11.4.
[16] LANE FOX, Robin. “El mundo clásico. La epopeya de Grecia y Roma”. Traducción: Teófilo de Lozoya & Juan Rabasseda Gascón. 2005. p. 524.
[17] GOLDSWORTHY, Adrian. “La caída del Imperio Romano” ePub. 2009. p. 21.
[18] HOYO, Javier del. “La otra revolución” Espacio, tiempo y forma. Serie II, Historia antigua 3. 1990. p. 195.
[19] GOLDSWORTHY, Adrian. La caída del imperio romano. p. 96.
[20] ESPLUGA, Xavier. “El mundo clásico II”. Materiales UOC. PID_00178895. Tema 8. “Urbi et orbi. Romanización y contacto de culturas”. 2022. Apart. 12.5 En Jerónimo, “Comentario a “Ezequiel”, 3, 1.
[21] ESPLUGA, Xavier. “El mundo clásico II”. Materiales UOC. PID_00178895. Tema 8. “Urbi et orbi. Romanización y contacto de culturas”. 2022. Apart. 12.5.